acallan el dolor con gran estruendo
de mientras a ese abismo voy cayendo
en donde nadie espera y nadie canta.
No cubras mi cadáver con la manta,
no ocultes la visión de lo tremendo:
mi sangre con las vísceras haciendo
semilla en el infierno de una planta.
Perdí cualquier sendero en el recodo
del bosque tenebroso del perdón,
ya beben mis raíces de su lodo,
con boca que no sabe la oración.
¿Por qué la oscuridad lo inunda todo?
Será porque no late el corazón.
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