y empezar un poema romántico
como los de Pablo Neruda.
Podría comprarte flores,
sonreírte en la distancia
o acariciarte despacio la nuca.
Podría, seguramente, llamar a tu puerta
esperarme hasta que abrieras
y besarte como no te han besado nunca.
Podría decirte cosas al oído,
de las que se dicen los enamorados
cuando sale de noche la luna.
Podría esperar que llegaras
paseando por la calle
alegre como acostumbras.
Podría ponerme nervioso
justo antes de tocarte
y justo después de verte desnuda.
Podría contigo tantas cosas
pero sé que, sin ti,
no puedo ninguna.
Podría, por ejemplo, hablarte,
pero te has marchado,
y mi alma se ha quedado muda.
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