De Zampuzado en un banastos: OJOS AZULES

@OJOS AZULES

¡Ay, niña de mis entrañas! 

Cuánto sufro porque sufres; 

mi alma vendo a los azufres 

por limpiar esas legañas. 

Con gotas tristes empañas 

tus ojos, sin ser consuelo,

y aun detrás de húmedo velo, 

por mucho que disimules,

sé que deben ser azules

de tanto mirar al cielo.

Recordando entradas pasadas

La noche del pasado sábado

volaban atentos los pájaros,

los árboles crecieron rápido

y el cielo palideció lánguido.

Rezaban por mí los semáforos

su ámbar y monótono cántico,

de mientras los gatos erráticos

quisieron morder a los cánidos.

Prestidigitadores cáusticos

convirtieron ramas en látigos

y con adoquines estáticos

emprendieron su vuelo mágico.

Pero de los hechos dramáticos,

de supuestos actos vandálicos,

ni de unos canallas fanáticos

sé nada. De respuesta un viático

de mi canciller diplomático.

De Zampuzado en un banasto

@MANIFIESTO

Mis versos son martillos en la mente 

que pujan por salirse de su fragua,

en manzanas convertidos, en agua; 

espejismos, al fin, de alma sediente.

Son piedra que arrastrar muy lentamente 

al Aneto, al Teide, y al Aconcagua;

para acabar siendo el niño que desagua 

en un hoyo la oceánica fuente.

Pero no dejaré de ser su Hefesto, 

Tántalo ante la manzana prohibida, 

Sísifo a empujarlos siempre dispuesto, 

Agustín que del hoyo haga medida; 

porque al cabo los sé mi manifiesto

del paso sin sentido por la vida. 

ZAMPUZADO EN UN BANASTO

Hace muchas entradas anunciamos la publicación de este libro de poemas, que ya por fin desde hoy está disponible en la tienda AMAZON en formato Kindle (solo hay que hacer click en la portada). Muy pronto estará también en formato físico. El título hace referencia a un famoso poema de Quevedo que comenzaba de igual modo y que le sirvió para exprimir con maestría el engañoso lenguaje de las germanías, el de los rufianes. Con "zampuzado en un banasto me tiene su majestad", el genial escritor barroco cuenta como a su perdonavidas le habían metido en la cárcel. De Quevedo nos quedan sus trifulcas con Góngora  y sus versos satíricos: "Érase un hombre a una nariz pegado". Pero no hay que olvidar su prodigioso conceptismo en versos como: "soy un fue y un será y un es cansado" tan lleno de metafísica; o la esperanza de aquel otro donde dice de sus propias cenizas que "polvo serán mas polvo enamorado". Y cuánta verdad y nostalgia desprende el repetido "Miré los muros de la patria mía". Sonetos todos ellos prodigiosos que parecen hablar desde dentro, desde la propia conciencia. En las próximas entradas publicaremos algunos de los poemas de "Zampuzado en un banasto".

Recordando entradas pasadas

Cuatro paredes de ladrillo rojo

pretenden encerrar mis ilusiones,

callar desesperadas opiniones

detrás de su cancela con cerrojo.

Cuatro paredes no atarán mi arrojo

mientras sienta vuestros corazones,

no impedirán la luz de mis razones,

ni acallarán mi furia ni mi enojo.

Cuatro sucias paredes de mentira

no podrán contra un río de verdad

que arrastrará con la fuerza de su ira

cualquier paramento de iniquidad.

Porque yo llevo, muy adentro, mira,

tatuada en el alma la libertad.

Romancero de la soledad

@agriasoledad

Un sentimiento triste,

una palabra estúpida,

el eco de mi risa

hiriente, inoportuna.

La idea despreciable

 que surge y que me estruja

el alma contra el hueco

terrible de la culpa.

El tiempo inexorable

que pasa y que no cura,

querer pedir perdón

y no tener disculpa.

Los ojos que se apagan,

la piel que se me arruga,

el alma que me encoge,

 el amor que se esfuma.

Recordando entradas pasadas

El caballo no es del mar

aunque corra por las dunas

y con sus patas veloces

rompa las olas de espuma.

El reflejo plateado

de la caprichosa luna

no es del estanque tranquilo

ni tampoco del nenúfar.

No son del cielo las aves

aunque surquen las alturas

acariciando melosas

sus rincones con las plumas.

No es de la tierra la flor

que crece sobre su grupa

en la primavera tibia

frágil igual que una excusa.

¿Por qué lloras corazón

entonces si no era tuya?

Se desvaneció su amor

como el recuerdo en la bruma.

Antirrealismo poético 43

De las manos desnudas nacerá la fuerza

del temblor de las piernas surgirá el valor

de las lágrimas de los ojos brotará la  libertad.

Recordando entradas pasadas

Romancero de la soledad

@nanadelcuento

Si me cierras vida mía

esos dos luceros negros,

por cada noche que pase

te voy a contar un cuento.

Un cuento de una princesa, 

de un dragón, de un bucanero.

De un príncipe enamorado,

de un pirata muy travieso.

Un cuento de un infeliz

que siempre hacía lo bueno

sin quererle mal a nadie

y que siempre fue sincero.

De un hombre que por desgracia

y por hacer todo aquello,

nunca tuvo muchas cosas

y más bien poco dinero.

De un hombre que por fortuna

y por hacer todo aquello,

siempre tuvo la compaña

de un amigo verdadero;

y siempre miró de frente

con el semblante sereno.

Si me has cerrado los ojos

ya te habré contado el cuento

de un infeliz dirán otros:

yo diré, de un caballero.

Recordando entradas pasadas

Como cuando respiras muy profundo,

igual que cuando bebes agua fría,

como cuando amanece un nuevo día,

igual que si detuvieras el mundo.

Como cuando das un sí rotundo,

igual que el despertar de quien dormía,

como cuando el oprimido porfía,

igual que un campo de trigo fecundo.

Suave como la seda más suave,

sentido como el beso más sentido,

verdad como un amigo de verdad.

Bálsamo para que el dolor se acabe,

una esperanza para el afligido:

así deberá ser la libertad.

Romancero de la soledad

@nanadelsusurrito

Si yo supiera un susurro,

nana nanita de aire,

un susurrito despacio

muy cadencioso y suave

que hiciera mi voz la brisa,

que haga por no despertarte,

lo llenaría de calma:

velará por ti quien sabe;

lo llenaría de arrullos:

nada malo hay, ni nadie;

lo colmaría de besos:

duérmete, vela tu padre.

Si yo pudiera un susurro,

nana nanita de aire,

lo vaciaría de dudas,

de inquietudes y de males

porque sepas que a tu lado

siempre se estará tu padre,

porque sepas que a tu vera

nadie impedirá llegarme.

Si yo tuviera un susurro,

nana nanita de aire,

susurraría bajito

en tu orejita de ángel:

duérmete mi vida, duerme:

los brazos para acunarte;

cierra los ojos mi amor:

las manos para arroparte;

no te desveles mi bien:

el regazo donde cabes;

duérmete, mi vida, duerme:

y el corazón para amarte.

Recordando entradas pasadas

Amor mío, hoy te escribo esta carta

a sabiendas de que será la última.

Te he querido como solo se quiere

en la vida a una mujer, solo a una.

Tu perfume claro me reconforta

en este instante previo a la lucha,

poco importa ya lo que nos dijimos

cuando el mar del amor hizo su espuma.

Ahora solo recuerdo tu sonrisa,

aquel botón abierto de tu blusa.

Tus dedos acariciando mi cara,

mis manos buscando la excusa

para rozar tu piel siempre suave.

Nuestras miradas, desde lejos, juntas.

Amor mío, hoy te escribo esta carta

porque me siento solo y tengo dudas:

por los difíciles días que se vienen

que no sé si sabré estar a la altura.

Solo me reconforta tu perfume

claro: me embriaga para que no huya.

También sé que cuando el miedo aparezca

se me vendrá después la imagen tuya:

tus dedos acariciando mi cara

aquel botón abierto de tu blusa.

Adiós, amor mío,  ya me reclaman,

se hará de noche y no saldrá la luna.

Mi libertad estuvo en tus caricias:

te mando todo mi amor por vez última.