ni cárcel donde encierren las ideas;
no hay hombre que te impida ser quien seas,
ni paz que se consiga con violencia.
No existe en el tirano la indulgencia,
mentiras de un político que creas,
verdades como puños que no veas,
corruptos que no huelan a indecencia.
Dejémonos entonces ya de excusas
de usar paños calientes, medias tintas,
palabras que no digan la verdad.
Las que antes fueron lágrimas confusas,
mañana brillarán, serán distintas:
estrellas blancas de la libertad.
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