Jorge Manrique, con sus dobles sextillas de pie quebrado, consiguió plasmar la profunda pena por la muerte de su padre. Nos dejó reflejado para siempre, el sentimiento profundo de soledad, tristeza y contingencia que un hijo vive en semejante trance. La vida se nos presenta, de repente, terriblemente fugaz y añoramos el tiempo que se nos fue sin que nos diéramos cuenta siquiera. Nadie podrá superar nunca la triste y serena belleza de sus versos, solo un abrazo infinito.
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
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