que quiero para siempre conocerte,
me dices de costado,
y yo te abrazo fuerte
y juro que soy tuyo hasta la muerte.
A solas los dos solos
viviendo en una casa pequeñita
rodeada de gladiolos:
tú siempre estás bonita
prendida al pelo aquella margarita.
Iremos a un estanque
en donde el agua es fresca y cristalina.
Con flores que le arranque
a un tallo sin espina
desnudaré tu piel tras la colina.
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Muchas gracias