parapetados tras sus escudos
que vigilan nuestros brazos desnudos
como jóvenes ramas de abedules.
No agaches tu mirar, no disimules;
los cascos unicejos no son mudos
de ver sino que en breve serán rudos
combatientes que harán que capitules.
Después su munición será de salva,
gomaespuma sus porras extensibles,
sus patadas y puñetazos malva.
Después serán espíritus sensibles
obligados por piedras a mansalva,
y tú y yo bárbaros irreductibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias