como se quiere despacio
cuando se detiene el tiempo
al atardecer un sábado.
Me acuerdo que reposaba
hermosa entre mis dos brazos.
Yo me recosté en su pecho
desnudo, pero tan cálido.
La quise, ¡cómo la quise!
Aquella tarde de sábado,
aunque el recuerdo es tan frío
como caliente fue el tacto.
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